viernes, 21 de diciembre de 2012

Lágrimas de cocodrilo




Seguro que conoce la expresión “lágrimas de cocodrilo”, la cual usamos para referirnos al hecho de fingir estar triste para dar pena.

Esta expresión también da nombre a un síndrome que ocurre en humanos, el síndrome de las lágrimas de cocodrilo.

En raros casos, tras sufrir una parálisis facial monolateral, es decir, la parálisis de la mitad derecha o izquierda del rostro, puede ocurrir que durante la recuperación de la motilidad, se produzca un fallo en la regeneración de los nervios que inervan las glámdulas salivales y lacrimales, de modo que las fibras nerviosas que deberían inervar las glándulas salivales, terminan inervando por error las glándulas lacrimales de esa misma mitad del rostro.
Efecto de ello es, que cuando el paciente que sufre este sindrome debe salivar, ya sea al oler alimentos o al comer, las glándulas lacrimales del lado del rostro afectado van a ser estimuladas, provocando el lagrimeo de dicho ojo, mientras que el ojo del lado sano del rostro permanece normal. Por si esto fuera poco, cuando esta persona llora por cuestiones emotivas, lo hace únicamente por el ojo perteneciente a la mitad del rostro que no ha sufrido la parálisis.

Pero volvamos a la expresión de las lágrimas de cocodrilo, esta parece provenir de la antigua creencia de que los cocodrilos podían llorar para así enternecer a sus víctimas y así atraerlas, o que derramaban lágrimas al comerse a sus víctimas por la culpa que sentían, que logicamente tanto sentimiento de culpa no sentirían si seguían devorando otras presas. Pero claro está, realmente ni esas lágrimas las liberan por pena, ni para hacer sentir pena.

Las lagrimas son un líquido producido para limpiar y lubricar el ojo, por lo cual, el hecho de que puedan ser vistos cocodrilos lagrimeando, parece ser simplemente una respuesta para evitar que se les sequen sus ojos. Es más, como los cocodrilos cuentan con una membrana nictitante, es decir, un párpado accesorio que protege al globo ocular por debajo de los párpados principales, membrana que encontramos en muchas aves y algunos reptiles, necesitan de una glándula lacrimal que se asegure de lubricar el ojo para permitir el movimiento de dicha membrana, esta glandula es conocida como glándulas de Harder, como curiosidad nos queda que la secreción que produce es lipídica, aceitosa para que nos entendamos, característica que podría estar enfocada a proteger el ojo de los efectos del agua salada.
Pero entonces… ¿lagrimean o no lagrimean mientras comen?

Pues parece ser que si, está documentado que sobre sus ojos burbujean lágrimas cuando comen, durante las peleas agresivas entre machos, y cuando están fuera del agua mucho tiempo en ausencia de comida.

¿Y a qué se debería ese lagrimeo?

De entre los tres tipos de glándulas lacrimales presentes en los cocodrilos, hay una, las glándulas lacrimales acuoserosas, cuya secreción no es liberada sobre el ojo, sino que pasa a través de un conducto a la cavidad nasobucal, probablemente para lubricar los alimentos. Algunos autores especulan que es posible que, en determinados momentos, como mientras comen, parte del aire presente en la cavidad nasofaríngea pudiera ser empujado a través de dicho conducto lacrimal, arrastrando a su paso toda la secreción que contuviese en ese momento el conducto, hasta hacerla burbujear sobre la superficie del ojo.


Bibliografía:
 

viernes, 14 de diciembre de 2012

La ardilla roja


Para una vez que saco una foto medio decente de una ardilla en el Jardín Botánico-Histórico La Concepción (Málaga), debía aprovechar y escribir algo sobre estos roedores.

La ardilla roja o común, Sciurus vulgaris, es un mamífero de unos 19-28 cm, con un pelaje de color rojizo, con 4 dedos en las patas anteriores y 5 en las posteriores, una cola en forma de penacho de unos 14-25 cm, que se cree que les permite equilibrar y dirigir el salto de árbol en árbol, así como mantener al animal caliente mientras duerme.

La ardilla roja es un animal diurno que se alimentan de frutos, semillas, cortezas, insectos, huevos, e incluso pueden llegar a alimentarse de pequeñas aves.

Como muchos otros mamíferos, las ardillas almacenan alimentos durante los periodos de abundancia para tener de lo que alimentarse durante el invierno. Los almacenes que utilizan son generalmente huecos en árboles, o entre rocas, que dejan marcados con su olor para poder localizar estos almacenes en el futuro.

En el caso de no lograr encontrar alguno de estos almacenes, se da la posibilidad de que algunas semillas escondidas lleguen a germinar, convirtiendo de esta forma a la ardilla en una involuntaria propagadora de semillas.

Difícilmente vamos a poder distinguir a un macho de una hembra que nos crucemos por el campo, pues no presentan dimorfismo sexual. Pero esto no es un problema para ellos, que reconocen a las hembras por su olor, especialmente cuando están preparadas para la copula, dos veces al año, a finales de invierno y en verano, generalmente a partir del segundo año de vida de la hembra. De este modo se producen anualmente dos camadas que suelen rondar las 4 crías cada una.

La ardilla roja es la más extendida por los bosques de Europa, lo que me lleva a querer hablaros de cierto dicho: “Antaño una ardilla podía atravesar la península ibérica, saltando de árbol en árbol”, frase que se aplica como diciendo que España en el pasado hubiera sido un bosque frondoso de una punta a otra, lo cual no

La península ibérica nunca ha sido un bosque frondoso de una punta a otra, ni lo podría ser independientemente de la acción humana. A lo largo de nuestra península podemos observar como varían muchos factores que influyen en la vegetación, como son el relieve, clima, latitud, tipo de suelo, lo que propicia que la península ibérica cuente con una vegetación muy variada, dando comunidades vegetales muy distintas que en la mayoría de los casos no llegan a alcanzar el estado de bosque cerrado necesario para que nuestras amigas, las ardillas rojas, pudieran haber viajado de una punta a otra de la península saltando de árbol en árbol.

Pensemos que en el clima mediterraneo, que afecta a buena parte del país, lo característico es la combinación de zonas arboladas con terrenos despejados, y que no es posible que en ellos se forme un bosque cerrado aunque muchos otros factores lo propiciase, pues son propensos a los incendios naturales lo que detienen la sucesión vegetal mucho antes de llegar a dicho punto.

Pensemos además en la abundancia de otras especies animales en la península, que requieren de amplios espacios abiertos, como por ejemplo las zancudas, las rapaces, las aves esteparias, y como no, los conejos. El hecho de que en España tengamos especies endémicas especializadas en la caza del conejo, como es el lince ibérico, es una prueba de que en el pasado el número de conejos en España tuvo que ser muchísimo mayor que actualmente, y con ello la cantidad de espacios abiertos que estos debieron necesitar para vivir tuvo que ser elevada.

Entonces, ¿Cómo ha llegado la ardilla de la foto al botánico de La Concepción? Bueno, esta ardilla en concreto debe ser descendiente de aquellas que fueron introducidas por el hombre en el Parque Natural de los Montes de Málaga, tras su repoblación en los años setenta, utilizando ejemplares de Cazorla y Ávila.

Pero ¿cómo llegaron las que hubo en los Montes de Málaga antes de que hubiera que repoblar? Pues es más que probable que tuvieran que pisar tierra en más de un momento.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El pascuero.


Con la llegada de la navidad vuelven varios elementos vegetales típicos de la decoración navideña, entre ellos el pascuero, o Euphorbia pulcherrima.

El pascuero pertenece al género de las Euphorbias, un género tan diverso que entre ellas podemos encontrar plantas tan distintas como el pascuero y algunas suculentas tremendamente similares a un cactus, no obstante, todas las euphorbias tienen algo en común que nos puede ayudar a reconocerlas, sus flores.

Las flores del pascuero, como ocurre con todas las euphorbias, forman una inflorescencia, es decir una agrupación de flores, y lo hace de una forma muy característica conocida como ciato, una estructura que simula ser una única flor, pero que en realidad está formado por una flor femenina de tres carpelos, y cinco flores masculinas con un estambre cada una, todas ellas reunidas y rodeadas por un involucro de cinco brácteas, y entre cada una de las brácteas una glándula productora de néctar.

 
Menuda palabrota he usado… brácteas.

Las brácteas son hojas modificadas o especializadas, asociadas por lo general a una estructura reproductiva de la planta, cuya función principal no es la fotosíntesis, sino, por lo general, proteger las flores o las inflorescencias.

Pero esas pequeñas brácteas que rodean las flores en el ciato no son las únicas que vamos a encontrar en el pascuero. Existen otras brácteas distintas, unas hojas modificadas que, cuando se aproxima la floración, viran de verde a rojo, u otro color. La misión de estas brácteas de colores llamativos no es la de proteger la flor, sino la de atraer insectos polinizadores. Debido a sus colores, es común que la gente piense que son pétalos, pero no debemos caer en ese error, porque estas brácteas no forman parte de la estructura floral.

Otra planta que cuenta con este tipo de brácteas de colores llamativos, y que suele provocar las mismas confusiones, es la buganvilla, cuya flor, pequeña y blanca, está rodeada por brácteas que pueden ser de colores variados como el blanco, amarillo, naranja, rojo... 

En la foto de la derecha pueden ver lo que hasta ahora pensaríamos que eran tres flores de buganvilla, pero que en realidad, si nos fijamos,  tenemos tres conjuntos de flores, donde si miramos detenidamente cada uno podemos ver en el centro de cada una tres flores aún cerradas, y rodeandolas tres bellas brácteas rosadas, que no debemos confundir con los petalos de la flor.

No quiero concluir sin avisarles que al acabar la floración las brácteas rojas y algunas hojas del pascuero se caen, esto es algo natural en la planta, no significa que esté muriéndose. No las piensen muertas, no las tiren, mimenlas durante todo el año, que ya recuperaran sus colores especiales a la navidad siguiente, ¿Y cómo sabe la planta cuando tiene que cambiar de color? Por fotoperiodo, cambia de color cuando se den 5 días seguidos en los que reciba menos de 12 horas de luz.